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La reputación y la imagen de la energía nuclear se han visto empañadas durante mucho tiempo por diversos factores, como la ficción de Godzilla (el destructivo monstruo marino prehistórico potenciado por la radiación nuclear), la catástrofe de Fukushima de 2011 y el enorme coste que supone la construcción de nuevas centrales, han contribuido a que no se haya afianzado de forma duradera. Más de la mitad de las centrales británicas existentes cerrarán de aquí a 2024 y solo se está construyendo una nueva, Hinkley Point C, en Somerset.

Sin embargo, parece que las tornas están cambiando, ya que la crisis energética y la determinación de cumplir los compromisos de cero emisiones netas han devuelto el protagonismo a la energía nuclear. La energía nuclear, que genera gran cantidad de electricidad sin emitir dióxido de carbono, se considera cada vez más una vía clave para ayudarnos a «reconstruir mejor» tras la pandemia.

La transformación digital de la industria nuclear

En los últimos años, la industria nuclear también ha experimentado una transformación digital, impulsada por la promesa de mejorar la eficiencia operativa, aumentar la seguridad y ahorrar costes. Las tecnologías digitales, como los sensores avanzados, el análisis de datos y la inteligencia artificial, se están integrando en diversos aspectos de las operaciones nucleares. Desde los sistemas de control de los reactores hasta el mantenimiento y la seguridad, la digitalización tiene el potencial de revolucionar el sector.

Aunque sus ventajas son evidentes, también plantea numerosos retos. Una de las principales preocupaciones es la ciberseguridad. A medida que las instalaciones nucleares están más conectadas y dependen más de los sistemas digitales, se convierten en objetivos potenciales de ciberataques. Las consecuencias de un ataque con éxito contra una instalación nuclear podrían ser catastróficas, por lo que la ciberseguridad es una prioridad absoluta.

Desafíos normativos

Además, la complejidad de los sistemas digitales de las instalaciones nucleares plantea retos a sus responsables. Garantizar la seguridad y fiabilidad de estos sistemas exige un profundo conocimiento tanto de la tecnología nuclear como de la digital. Se debe encontrar un equilibrio entre el fomento de la innovación y el mantenimiento de estrictas normas de seguridad.

La regulación de la industria nuclear siempre ha sido de vital importancia debido a los riesgos potenciales que entraña. Sin embargo, con la integración de los sistemas digitales, los reguladores se enfrentan a la tarea de adaptarse a un panorama tecnológico en rápida evolución.

Entre las principales consideraciones reglamentarias figuran:

  1. Normas de ciberseguridad: los reguladores deben establecer y hacer cumplir rigurosas normas de ciberseguridad para proteger las instalaciones nucleares de las ciberamenazas. Esto incluye evaluaciones periódicas, pruebas de penetración y supervisión continua de los sistemas digitales.
  2. Licencias y certificación: los operadores nucleares deben obtener licencias para sus sistemas digitales, garantizando que cumplen estrictos criterios de seguridad y protección. Los procesos de certificación también deben tener en cuenta la competencia del personal responsable del funcionamiento y mantenimiento de los equipos digitales.
  3. Privacidad e integridad de los datos: la normativa debe abordar la recopilación, almacenamiento e intercambio de datos sensibles generados por sistemas digitales. Proteger la privacidad de los datos y garantizar su integridad es vital para prevenir posibles usos indebidos o manipulaciones de la información.
  4. Auditorías e inspecciones periódicas: los reguladores deben realizar auditorías e inspecciones periódicas de las instalaciones nucleares para garantizar el cumplimiento de la normativa digital. Estas evaluaciones deben ser exhaustivas y adaptarse a la evolución del panorama tecnológico.
  5. Colaboración internacional: dada la naturaleza global de la industria nuclear, la colaboración internacional y la normalización son esenciales. Los organismos reguladores de todo el mundo deben colaborar para establecer normas digitales comunes y buenas prácticas.

La integración de la tecnología digital en la industria nuclear es muy prometedora para mejorar la eficacia y la seguridad. Sin embargo, también presenta importantes retos, especialmente en los ámbitos de la ciberseguridad y la supervisión reglamentaria. Una regulación eficaz es esencial para garantizar que se aprovechan las ventajas de la digitalización sin comprometer la seguridad. A medida que la industria nuclear sigue evolucionando, también debe hacerlo su marco regulador para hacer frente a las complejidades de la frontera digital.

Neill comenzó su carrera en el ejército británico y luego en el sector de la construcción, hasta convertirse en director de tecnologías de la información de una empresa británica de ingeniería civil.

En 2008 se incorporó al Instituto de la Industria de la Construcción (CII), con sede en la Universidad de Austin (Texas) y, desde entonces, ha dirigido varios pilotos tecnológicos y pruebas de concepto en grandes programas de capital en Europa, Rusia y Oriente Medio. Regresó al Reino Unido para trabajar en el proyecto Crossrail de Londres y, más recientemente, trabajó para EDF Energy como jefe de gestión de la información en la nueva central nuclear de Hinkley Point C.

Neill comenzó a trabajar en 2019 para Cohesive Group, prestando ayuda en la elaboración de un programa nacional de digitalización para el ministerio de medioambiente de Lituania y, desde entonces, ha colaborado con diversos clientes, como el aeropuerto de Heathrow y National Highways en el Reino Unido.

Neill Pawsey
Principal Digital Consultant

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